viernes, 21 de enero de 2011

Varado en el mar





















desnudaste mi insolencia
de niña caprichosa
colgando tus besos,
tendiendo en mi cuerpo el sudor de tu ansiedad
desafiando el mañana incierto
olvidamos las reglas,
arrinconados en la oscura manta de la noche
consumimos la luz del alumbrado
con la furia de dos cuerpos al borde de la locura
como niños inocentes
nos miramos a los ojos escuchando nuestros cuerpos respirar
decifrando la aventura de mi vientre
encayado a tu puerto.


Milagro








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