Renglón

Descubrí en mis manos mas de una línea,
escuchando la inquietud del corazón
que aferrado a la libertad de mi vida
me regalo un nuevo renglón
de cada color rayado
por la vibrante fe de mostaza.
Y me subí al carrusel de ese espacio sin usar,
entre cal y arena salí a buscar
el satélite natural de tu luz.
y en el contorno menor de la nota, te encontré.
con mi corazón dibujado en tu plan.


Milagro.

Bicicleta

Mira como pasa de rápido el tiempo
que nos quedamos sin ruedas.
Estacionados en la orilla
subidos en la barra fría,
sosteniendo la manivela
para no perder la dirección.
Liberando el aire de los neumáticos viejos
herrumbrando sueños.
Con la bocina inútil,
de gritos esparcidos por el viento.
Nos desviamos
del camino en nuestra bicicleta
sin frenos.



Milagro.

En Espera

Yo ya no quiero esperarte sentada,
ni de pie o en cuclillas.
Ya no soportan mis piernas
 tu ausencia infinita.
Yo no soy un metal,
ni frío acero.
Hay sangre corriendo,
un parche elástico a prueba.
No digo que vuelvas.
No quiero que vuelvas
pero te espero.
Y te busco a lo lejos,
sin fuerza,
de reojo.
Con desilusión,
me siento, me paro y me agacho.
Hasta que se duerman las piernas,
para no correr,
para no seguir el camino
tras de ti.


Milagro.

retrato en coral

Busco un recuerdo del brazo
que me reía al oído.
Un bastón firme y sincero,
con la mirada encendida.
Alguien para mostrarle
mi natural rareza.
Mi sentido más profundo
de locura.
Una víctima,
cómplice sin miedo,
para saltar.
Pero quedo inútilmente
con escamas en la cola.
Con un hechizo de cuento
sin risa, ni recuerdo.


Milagro.

Narciso Fruto

En tu fiel reflejo te admiras
hipnotizando cada brillo de tu piel.
Ante el sedoso roce de belleza, 
vive el rojo salvaje de tu juventud.
Tan tersa.
Con delicado gusto de agua
teñido sabor a ti.
Colgando de tu largo sombrero
te exhibes ante mi.
Exquisito contorno,
vinil impreso de admiración.
Fruta prohibida del hombre,
delirio en mi boca.




Milagro

Exilio

En el exilio,
Con intentos de ponerme un tutú
y bailarte llamando tu atención.
Con caracolas en los pies,
corona de papel
una princesa en la torre,
con clamor del vientre.
No suplico ser nueva semilla,
busco un paraguas para asaltar
la cruda lluvia de acero
que se tira sin miedo.
Olvidando la alfombra roja,
me arrastro en el árido asfalto.
Sin burguesía, ni raza.
Donde no hay fragancia a nuevo,
en la lejanía borrosa del mundo
donde todo sigue igual.
Entre vestidos rosas, y encaje de moda,
yo me alejo al exilio sin ti.



Milagro.

Para ti

a ti,

mi sopa favorita,

la mezcla de colores perfecta.

Mi tortuga poetisa.

Te regalo un duende escondido

detrás de tu oreja,

un hongo de pistacho 

para tus días insípidos.

Tú, por ser primavera en invierno,

luz de fantasía llena de mil cuentos. 

Llévate contigo, mi arcoiris de abrazos,

mis nubes de algodón.

Para ti, quedarán atardeceres en nuestras frutas,

rosas para contemplar.

Olas pequeñas para soñar,

y un cielo inmenso para despegar.

Y ahora cada burbuja
que vuele en el viento
será una señal de
que estoy para ti.


Milagro.



“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa 
lo que la hizo tan importante.”
Antoine de Saint-Exupéry