cajita de música

posiblemente confundida

enredada en una caja de acordeón

bailarina de cristal

girando sin parar

contando corazones rotos

historias que vienen y van

sinfonía de silencios

andaluces espirales.

entre maletines de colores

en el ácido espesor de su mente

quema una esperanza

canta para no gritar.

creyendo en cuentos de princesas

agitando su pañuelo blanco

esperando al guerrero

que luche la batalla.

Milagro

negrito

ay agonía!

te fuiste sin ver tu rostro pequeño

llenito de hollín en mi pecho

yo que soñaba con perderme en tu risa,

en tu cabello crespo pintado de negro

jugar escondidas en tus esferas brillantes

envolverme en tus manitas suaves

de ternura y amor

pero fue mas cruel el destino

y te dejaste ir

sin pronunciar tu nombre

ni tu llanto calmar,

y yo me quede aquí.

Sola.

Milagro

Hay

hay escondites para esconderse,

y otros para descubrirse

pisadas para seguir y otras para dejar

hay besos para guardar y besos para olvidar

caricias para sentir y otras para borrar

regalos para dar y regalos para recibir

hay un más y un menos,

una variable y una solución.

un cromosoma X y uno Y

hay un pero y un gato

hay canciones para reír y otras para llorar

hay tantos caminos como posibles salidas

hay corazones que desean amar, y corazones que odian

una estrella del deseo y un deseo estrellado

una casa sin dueño y un dueño sin hogar

hay miles de razones para vivir

y sólo una que provoca la muerte

Milagro

Varado en el mar

desnudaste mi insolencia

de niña caprichosa

colgando tus besos,

tendiendo en mi cuerpo el sudor de tu ansiedad

desafiando el mañana incierto

olvidamos las reglas,

arrinconados en la oscura manta de la noche

consumimos la luz del alumbrado

con la furia de dos cuerpos al borde de la locura

como niños inocentes

nos miramos a los ojos escuchando nuestros cuerpos respirar

decifrando la aventura de mi vientre

encayado a tu puerto.

Milagro

Destinte

se quedó

callada y retraída con el pulso dormido

con la voz desafinada y perdida

viendo con los ojos cerrados

en la nubla de la indecisión

consumiendo los diarios de vidas pasadas

leyendo historias de amores sin nombre

helado derretido en su memoria

el perfume a chocolate arrepentido

y el maquillaje desteñido.

cerro el ziper,

bajo el rostro

trago sus ganas

y salió.

Papalotes

el inmenso celeste

con el aire resonando en la soltura de mi pelo

entre cuerdas desatadas

la carrera de las aves.

aflojando el pabilo de mi cuerpo

sin motivos para aterrizar

descubriendo las figuras disfrazadas

en las dulces nubes del cielo

con delfines adornando el camino

y matices seduciendo el horizonte.

de crepe se vistieron las onduladas figuras del viento

que fugaces competían a mi encuentro.

Milagro

Té Negro

te ví.

tímido,

flotando entre el deseo dormido.

con tu escudo en el pecho

asomé mi nariz en tu interior

para probar el cálido sabor de tu envoltura

mi lengua se adormeció a tu encuentro

sin quedar más que el olor a hierba.

el humo de tu cuerpo ebullendo

esculcaba entre mis pensamientos.

a lo profundo de tu mar ligero,

descubrí historias sin contar.

y te quedabas quieto soltando tus locuras

para beberlas en un simple sorbo

de té.

función de las 12

nos subimos al escenario

haciendo piruetas para descubrir

los rastros de migajas en la piel

entre aros de fuego y paredes de humedad

hicimos magia detrás del telón

para robarnos los besos que nos nacían del pecho

con mil motivos para brincar del trampolín

conquistamos los deseos a maniobras atrevidas,

vistiendo de payaso la ironía del reloj

La acrobacia de mi boca perseguía la soltura de tu lengua

en la muda oscuridad de la función,

tiramos los dados al azar,

pintándonos el rostro de ilusión

para esperar el acto de la próxima función.

Milagro

Círculo

mi rueda gira con una dirección

los métodos son ajenos

no necesito luz artificial para descubrir mis rincones

caminar es sencillo para los pies

sentir es un pecado a tu razón

como si tuvieras que abrirte el pecho para que pueda entrar

la ironía de mis sueños aterrizados al lado de tus opciones,

de frialdad se congelaron mis matices

me tome hasta la última gota del llanto,

de porcentajes y estadísticas no hablo

el radio de mi circunferencia es curvilíneo

y en la rectitud de tus ángulos vacila

esperando un día,

sacarte el amor de la bolsa y guindarlo en mi piel.

a tí

a tí te deberé el brillo de mis ojos,

el instante eterno que provocan mis ansias

el deseo despertado en mí

las caricias inquietas

las manos frías que esperan

los adornos en mi piel

el color de mis besos

los sueños encendidos

a tí.

que con soltura vas revolviendo mis colores

haciéndome salir del troquel.

Milagro

Jardín Encantado

No me confundas,

yo sueño con vuelos a la inmensidad

mordiscos a las nubes

conciertos de golondrinas

pócimas de pasión.

no intentes aterrizarme con goma en los pies,

con piedras en el equipaje,

si quieres

toma mi mano,

cierra los ojos.

en la oscura aventura de dos niños

construiremos aviones de papel

y castillos de arena.

detrás de la fría cuidad

nos espera un jardín encantado.

Milagro

Largos Segundos

entre mis párpados caídos,

el cuerpo adormecido

el calor de mi sangre estacionada,

la luz artificial de tu frialdad

y la agonía de una música olvidada.

Estoy.

deslizando los dedos con esfuerzo

prestando atención,

en busca de un salto

que interrumpa mi resignado concierto.

acomodando las ganas en cajones

para dormirme en un rincón.

Milagro

Despedida a escala de grises

Despeinándome con absurda cobardía cerraste la página.

Apagaste la mirada.

El aire se hizo denso, el espacio se redujo.

Asfixiada por tu inútil silencio,

te busque la mirada,

esos ojos negros que me hacían tiritar.

Pero ahora eran opacos,

la luz se ocultaba de ellos.

la decepción sacudía mi cuerpo

entre remolinos de dolor.

a escala de grises me dejaste el retrato de tu adiós.

Cómo decifro tus labios secos?

si tus pupilas han muerto.

Milagro

Respuesta

Pudieron pasar letras corriendo,

mientras espere tu respuesta.

Tú lo sabes no se trata de decir por decir,

es algo más allá del vibrar de la garganta.

Aún así escogiste el silencio,

privándonos de decir que había dentro.

Y me sorprendiste,

pero no hubo sonrisa en mi rostro,

como solía existir entre nuestras platicas.