viernes, 1 de abril de 2011

Me encantas

bajo esa M amarilla,
nos acomodamos.
Mientras la noche se vestía
tú me desnudabas en un sueño.
La gaseosa se acababa,
el aire se hacía denso
no había mejor sabor que el tus labios inquietos.
Esperábamos
un mordisco para devorar,
nuestra perversa forma de amarnos.
Tú mirada me seguía,
yo seducía tus piernas.
queríamos escapar,
ordenar el menú de besos sin fín,
caricias bajo la piel.
convertir esos pequeños precios,
en grandes deseos para consumir.
Y decirte al oído:
Me encantas!


Milagro




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