En tu fiel reflejo te admiras
hipnotizando cada brillo de tu piel.
Ante el sedoso roce de belleza,
vive el rojo salvaje de tu juventud.
Tan tersa.
Con delicado gusto de agua
teñido sabor a ti.
Colgando de tu largo sombrero
te exhibes ante mi.
Exquisito contorno,
vinil impreso de admiración.
Fruta prohibida del hombre,
delirio en mi boca.
Milagro
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