Después de tanto tiempo acá estamos. Te reconozco como si te hubiera conocido desde siempre. Yo se que tú también sientes que me conoces. Bueno, comenzaría por contarte un poco de mí, aunque en este caso prefiero que lo averigües tú.
Cuando la ventana del alma se empaña,
toda luz encandila,
la ceguera llega a nuestros ojos.
Más el ruido se hace lejano,
por un momento el cuerpo huye de la realidad.
El viento deja de rozar nuestra piel,.
y el corazón deja de latir.
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